Colegios cerrados, partidos suspendidos, eventos cancelados. No obstante, muchos critican que habría que tomar medidas de prevención más ambiciosas contra la pandemia.
E-mail tras e-mail, el flujo de anuncios no cesa. El primero es de tu empleador, cancelando las reuniones de las próximas semanas. Luego otro de los organizadores de un concierto, que dicen que tu artista favorito no cantará el fin de semana. El siguiente es de tus padres, que posponen la visita a sus nietos. Todo el mundo toma precauciones para tratar de frenar la propagación del nuevo coronavirus.
Algo parecido les habrá pasado ya a muchos lectores que residen en Alemania. Como en otras partes de Europa, la vida social aquí se está deteniendo lentamente. Los equipos de la Bundesliga jugaron primero en estadios desiertos y ahora se han suspendido los partidos. Los parques infantiles están desiertos y, de repente, hay mucho más espacio para estirar las piernas en los trenes y en las cafeterías donde la gente suele ir a trabajar. La mayoría de los estados federados han ordenado la suspensión de las clases en escuelas y guarderías a partir de la semana próxima y el alcalde de Berlín ha anunciado que todos los bares deben cerrar. Parece cuestión de tiempo que sigan el mismo camino más restaurantes y cines, como ya ocurrió en Italia o España.
Cómo el distanciamiento social salva vidas
“Sabemos muy bien que en la fase actual de la pandemia tenemos que cortar prácticamente todos los contactos sociales si queremos mantener los números de infecciones tan bajos como sea posible”, dijo Patrick Larscheid, responsable de salud pública del distrito berlinés de Reinickendorf. Larscheid ha pedido al Senado de la capital que tome medidas más ambiciosas contra la propagación del COVID-19, la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, argumentando que la vida pública debe restringirse para proteger a la población.
La decisión de cancelar eventos de más de 1.000 personas no va lo suficientemente lejos, dijo Larscheid. Cualquier lugar en el que se reúna la gente debe ser cerrado. “De lo contrario, ya no seremos capaces de controlar el brote”, agregó. Los contactos sociales, tradicionalmente considerados una piedra angular del bienestar personal, ahora son un peligro. El virus se transmite de persona a persona, por lo que la proximidad con otros seres humanos puede provocar una grave enfermedad.
El espejo italiano
¿Veremos pronto en Alemania una situación como la de Italia? Como medida para detener la propagación del nuevo coronavirus, el Gobierno italiano ha cerrado todas las tiendas con la excepción de farmacias y supermercados; es decir, bares, restaurantes e incluso peluquerías.
“Hace solo unos días les dije que cambien sus hábitos y se queden en casa”, dijo el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, en un mensaje en vídeo el miércoles. “Sabía que era un primer paso y que no sería el último. Es el momento de dar otro paso”.Ver el video01:34
COVID-19: varios países europeos ya cerraron sus fronteras
En otras palabras, la vida pública se ha paralizado completamente en Italia. Alemania se está acercando a este escenario. El 3 de marzo, cuanto el virólogo Alexander Kekulé pidió dejar a todo el mundo en casa durante dos semanas –para poder contener la pandemia en las primeras fases interrumpiendo las cadenas de infección-, muchos se rieron del científico.
Karl-Josef Laumann, ministro de Salud del estado federado de Renania del Norte-Westfalia -el más afectado por el brote en Alemania-, respondió que los políticos no deberían tomar medidas “que son disproporcionadas y que por tanto causan histeria”. Pocos días después, a solo 40 kilómetros de la localidad de Heinsberg, uno de los puntos rojos de la crisis sanitaria en el país, el Borussia Mönchengladbach y el Borussia Dortmund jugaron un partido de fútbol frente a más de 50.000 espectadores.
Una realidad en constante cambio
En cuestión de días, la situación ha cambiado por completo y los eventos deportivos con audiencia se convirtieron en algo impensable. Ya nadie habla de algo desproporcionado. El 11 de marzo se jugó también en Mönchengladbach el primer “partido fantasma” sin espectadores frente al FC Köln. Mientras tanto, la liga alemana de hockey de hielo interrumpió su temporada e incluso la Bundesliga ha suspendido los encuentros hasta próximo aviso.
El famoso club berlinés Berghain, conocido mundialmente como el “templo del tecno”, canceló todas sus fiestas hasta el 20 de abril
Estos días, los cinéfilos alemanes dejan un asiento libre entre sí en los cines, aunque algunos los evitan por completo por miedo. Los colegios están cerrando y el estado de Baden-Württemberg ha pospuesto el comienzo del semestre de verano. Los eventos culturales -como el Festival de Beethoven en Bonn o la Semana de América Latina y el Caribe en Berlín- están siendo cancelados, así como muchas ferias empresariales. La vida pública va despareciendo, pero a cámara lenta.
¿Es todo esto suficiente?
El número de pasajeros en el aeropuerto de Fráncfort cayó un 14,5% en la última semana de febrero. El sector del taxi ha reportado pérdidas de hasta un 40% de los ingresos, algo que intentan compensar ofreciendo importantes descuentos a gente con abonos anuales o mensuales de transporte público. En Berlín ya solo se puede entrar en los autobuses por la puerta trasera, para proteger al conductor de un potencial contagio. Los servicios de limpieza están haciendo horas extra: los trenes de larga distancia van a ser limpiado cada cuatro horas en lugar de cada tres y las puertas, los asideros y los compartimentos para el equipaje se están desinfectando con especial cuidado.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, que encabeza la Organización Mundial de la Salud, ha acusado a varios países de tomar medidas insuficientes para contener la pandemia del nuevo coronavirus. “Estamos profundamente preocupados ya que algunos países no están afrontando esta amenaza con el nivel de compromiso político que se necesita para controlarla”, dijo el pasado jueves. A qué países se refería es algo difícil de saber. Pero es bastante probable que Alemania sea uno de ellos